La paja toquilla, elemento que se utiliza en la elaboración de los finos sombreros que se originan en Montecristi (Manabí) y en la provincia de Azuay (Cuenca) siguen siendo productos que marcan tendencia desde épocas ancestrales, su tejido es parte de creaciones de distintos accesorios, que ahora encajan en el mundo de la alta costura internacional.
La elaboración de cofres, floreros, botellas, muñecas, bolsos,
diademas, aretes, estuches para bolígrafos y otros productos elaborados
con paja toquilla atraen en Cuenca a quienes buscan también el
tradicional sombrero de toquilla.
Las hábiles manos de las artesanas azuayas crean con esta fibra decenas de artículos decorativos y utilitarios, además de tejer el ancestral sombrero.
El uso de la paja toquilla en productos distintos al sombrero hace que la economía se sostenga y que se dinamice la técnica con productos innovadores.
Los extranjeros son los que más valor le dan a este arte y los que
mejor pagan por su esfuerzo. Los sombreros que elaboran a mano pueden
costar entre $ 15 y $ 20, aunque hay otros más finos que superan los $
300.
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